«Perdimos todo»: las deudas se ahogan con las familias de los inmigrantes detenidos

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Ariel Figueredo López, un cubano de 35 años, llegó a los Estados Unidos en abril del año pasado y se mudó con su hermano Ameed y su familia en Lincoln, Nebraska. Ingresó al país a través del programa CBP One, que le otorgó un permiso temporal para vivir y trabajar legalmente. Pronto encontró empleo con una empresa de paneles solares, lo que lo llevó a Atlanta, Georgia. Allí conoció a su novia, Eliani Rusindo, otra cubana que también había llegado recientemente. Su historia refleja el viaje de muchos migrantes que buscan nuevas oportunidades y el deseo de construir una vida mejor en un nuevo país. Su adaptación y experiencia resaltan los retos y las esperanzas que enfrentan los inmigrantes en Estados Unidos.


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