Los periodistas de América Latina buscan recuperar la confianza de sus lectores.

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Hace tres décadas, Gabriel García Márquez fundó la Fundación Gabo (anteriormente FNPI) y apoyó la creación de organizaciones como la Fundación para la Libertad de Prensa en Colombia, lo que revolucionó el ejercicio del periodismo en América Latina. Durante su juventud, el autor de Cien años de soledad se formó como periodista en reuniones de redacción, talleres de impresión y cafés nocturnos, ya que en ese tiempo no existían escuelas ni organizaciones que promovieran el desarrollo y la defensa del periodismo. Actualmente, el campo enfrenta múltiples amenazas: la desinformación, la inteligencia artificial, la represión política y nuevos retos en sostenibilidad. Estas cuestiones son especialmente relevantes hoy, en un contexto donde el periodismo se ve amenazado por circunstancias cambiantes que pueden poner en peligro su esencia. La labor de García Márquez sigue siendo fundamental, ya que su legado y las iniciativas que promovió continúan influyendo en la forma en que se practica el periodismo en la región. La necesidad de salvaguardar la libertad de prensa y la calidad informativa es más crucial que nunca ante los retos contemporáneos. En este contexto, es imperativo que el periodismo evolucione y se adapte a las nuevas realidades, manteniendo un compromiso firme con la verdad y la ética en la información. La Fundación Gabo y otras organizaciones que surgieron de su visión siguen siendo cruciales para apoyar y fortalecer el ejercicio del periodismo en una era de incertidumbre y transformación.


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