El uso de civiles para reprimir la protesta en Medellín alimenta la pelea entre Gustavo Petro y Federico Gutiérrez

Las protestas en Medellín, en apoyo a Palestina, han intensificado el conflicto entre el presidente colombiano Gustavo Petro y sus críticos en el departamento conservador de Antioquia. El alcalde, Federico Gutiérrez, defendió la represión a los manifestantes al mostrar imágenes de un McDonald’s vandalizado, alegando que los protestantes generaron miedo en un ambiente familiar. Simultáneamente, un video viral mostró a un manifestante recibiendo patadas en la cara por contratistas de la alcaldía, quienes, irónicamente, estaban allí para facilitar el diálogo.
El presidente Petro, quien respalda las protestas, condenó las acciones de violencia, calificando a los agresores de “milicias fascistas” y ordenando una investigación. Este conflicto ha servido como plataforma para que ambos líderes políticos intensifiquen sus discursos y enfrentamientos, utilizando la protesta para criticar y deslegitimar al oponente.
Las manifestaciones pro-Palestina no solo conmemoran la ocupación israelí de Gaza, sino que también reflejan una creciente polarización política en Colombia. Los intercambios de acusaciones entre Petro y Gutiérrez subrayan la tensión existente en el país, donde el debate sobre los derechos humanos y la libertad de expresión se entrelaza con la política local y nacional. La dinámica de las protestas, junto a la intervención de las autoridades, sigue generando un debate sobre la violencia y la represión, así como las responsabilidades de todos los actores involucrados.