El dilema venezolano: negociar antes de que las bombas decidan

Más de un mes después del despliegue de una flotilla estadounidense en el Caribe, encargada de interceptar cargas de drogas desde Venezuela hacia Estados Unidos, el país sigue en una situación incierta. La amenaza de Donald Trump de realizar ataques dentro de Venezuela no ha cambiado el panorama, y no hay señales de negociación política efectiva. La oposición progresa, pero no hay una opción militar viable a la vista. A pesar de la costosa demostración de fuerza, el contexto no parece acercar una solución; en cambio, ha sumido a Venezuela en lo que los estrategas describen como una ‘niebla de guerra’.
Nicolás Maduro se encuentra aislado y bajo control, pero las acciones de Estados Unidos no han acelerado una resolución del conflicto. El escenario provoca preocupación, ya que la estrategia actual parece estancada, relegando al país a un estado de incertidumbre prolongada. Las tensiones continúan sin rumbo claro, y la comunidad internacional observa con atención, a la espera de un desenlace en el que las dinámicas internas y externas puedan finalmente cambiar. En este contexto, la situación parece más compleja que nunca, dejando a Venezuela en un limbo donde las opciones son limitadas y la posibilidad de cambio se percibe lejana.