El asesinato policial cuenta con el apoyo de una mayoría en la ciudad de Río y en el estado
El gobernador de Río de Janeiro, Cláudio Castro, apoyado por su afiliación bolsonarista, ha defendido el reciente operativo policial contra el Comando Rojo, que resultó en 121 muertes, calificándolo de «éxito». Este operativo, el más mortal en la historia de las fuerzas de seguridad brasileñas, ha recibido un alto respaldo popular, con encuestas que muestran entre un 57% y un 64% de aprobación. Esta percepción se alinea con la idea de que “un buen criminal es un criminal muerto”. Sin embargo, a pesar de la aprobación, más de la mitad de los encuestados no se sienten más seguros después de la operación y temen represalias de los delincuentes. Además, el 90% de los ciudadanos considera que Río de Janeiro está en una situación de guerra. Esta ambivalencia en la opinión pública refleja un profundo miedo a la violencia persistente y la búsqueda de soluciones efectivas para la seguridad. La situación en la ciudad plantea cuestionamientos sobre la eficacia de las políticas de seguridad actuales y su impacto en la vida cotidiana de los habitantes. Aunque la respuesta violenta ha sido aprobada por muchos, las preocupaciones sobre la seguridad a largo plazo y las repercusiones del enfrentamiento continúan siendo un tema central en el debate público.