Barcos en el Caribe, o el problema más útil del mundo
En febrero de 1979, Alberto Lleras Camargo, ex presidente de Colombia, escribió una columna en respuesta al artículo “La Conexión Colombia” de la revista Tiempo, que acusaba al país de contribuir a la narcotización y corrupción en Estados Unidos. Lleras Camargo lamentó que la guerra contra las drogas afectara la reputación de los colombianos, advirtiendo que, en el futuro, cualquier investigador que busque información sobre Colombia encontrará una imagen negativa asociada al narcotráfico.
Destacó con ironía cómo el país había logrado desplazar a Francia y México en el mercado de la marihuana y cocaína, utilizando métodos audaces para infiltrarse en la sociedad estadounidense, caracterizada por su honestidad y puritanismo. Se refirió a las tácticas de las mafias y el contrabando, describiendo un panorama en el que la influencia del narcotráfico mancharía la imagen de Colombia en el ámbito internacional.
Con sus palabras, Lleras Camargo resonó una crítica profunda sobre el impacto del narcotráfico en la percepción global del país, un fenómeno que, según él, no solo dañaría la reputación de los colombianos, sino que también cambiaría la narrativa cultural y política sobre Colombia en el futuro. Su análisis reveló una preocupación persistente por la identidad nacional y el legado que dejaría el auge del narcotráfico, que se convirtió en un gran desafío para la imagen del país en el escenario mundial.