Una investigación rechaza que el microbioma cause autismo: “No se justifica dedicar más tiempo y recursos a esta hipótesis”

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El origen del autismo es un tema controvertido en la ciencia, con un consenso sobre su base genética, pero sin causas definitivas identificadas. A lo largo de los años, han surgido mitos y teorías infundadas que dificultan la comprensión del trastorno. Uno de los ejemplos más notorios es el artículo fraudulento del médico británico Andrew Wakefield, publicado hace 25 años, que afirmaba que las vacunas eran responsables del autismo. Este estudio ha sido desmentido y ha causado un daño duradero en la percepción pública sobre la vacunación. Recientemente, Donald Trump formuló una afirmación similar, atribuyendo el autismo al consumo de paracetamol durante el embarazo, sin aportar ninguna evidencia científica. Estos mitos perpetúan la desinformación y la confusión en torno al autismo. A medida que la investigación avanza, es fundamental distinguir entre la ciencia y los rumores infundados para promover una comprensión adecuada del trastorno y proteger la salud pública. Las comunidades científicas y médicas continúan trabajando para aclarar las causas del autismo y buscan desincentivar la difusión de información errónea que puede tener consecuencias graves. En definitiva, aunque se reconocen factores genéticos en el autismo, las afirmaciones sin fundamento y el alarmismo no ayudan a avanzar en la investigación ni a brindar apoyo a quienes lo necesitan.


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