Brasil muestra advertencia contra la tarifa de Trump y confía en una negociación

El gobierno brasileño ha respirado con alivio tras la confirmación por parte del presidente estadounidense, Donald Trump, de un arancel del 50% para sus productos, el más alto en el contexto de la guerra comercial. Aunque el equipo del presidente Luiz Inacio Lula da Silva había enfrentado semanas de desinterés por parte de Washington, el resultado no ha sido tan devastador como se temía. Este arancel, que suma un 40% al 10% ya anunciado en abril, entrará en vigor el 7 de agosto, lo que ofrece un ligero margen de tiempo para la preparación.
Un punto positivo es que se incluirán aproximadamente 700 excepciones, abarcando alrededor del 45% de los productos que Brasil exporta a EE.UU. Sectores clave y empresas estratégicas, como el fabricante de aviones Embraer, también quedan protegidos. A pesar de esto, el impacto será considerable, y el gobierno brasileño ya ha comenzado a implementar un plan de rescate para las empresas de exportación que se verán más afectadas. Este enfoque refleja la necesidad de adaptación frente a un panorama comercial desafiante y la importancia de salvaguardar sectores vitales de la economía brasileña en el contexto de tensiones globales.