Alumno denuncia comida de «Hambre Cero» y pupitres inutilizables.

Mientras que desde el cartismo sostienen que supuestamente “ya estamos mejor” porque algunos disfrutan de “cheesecake” y café “latte”, estudiantes de escuelas públicas denunciaron hoy en el Congreso que los alumnos de nivel secundario deben pagar por el “olla ruguape opytava (los restos que quedan en el fondo de la olla)” del programa Hambre Cero o recibir clases con hambre, al borde del desmayo. También señalaron que de poco sirven los pupitres chinos si las escuelas están en ruinas.
“Expongo también que los estudiantes necesitan un almuerzo escolar, ya que muchos compañeros no tienen tiempo para regresar a sus casas debido a la lejanía de la institución y lo peor es que deben pagar para recibir un plato de comida que consiste en las sobras del almuerzo de los niños. Lejos del “cheesecake”, el “latte” e incluso del “puchero a G. 10.000” mencionado por algunos políticos, el estudiante relató que algunos deben pagar para raspar el fondo de la olla.
“Además, se les prohíbe usar los celulares para evitar que capturen fotos de estos alimentos en mal estado, que, como mencioné, son las sobras que quedan. Pe olla ruguape opytava, he’ivaku ñe’e, oñeme’eva chupekuera ha upeva’ari opagajey hi’ari (Ese resto del fondo de la olla que queda, como se dice, se les da y encima tienen que pagar para comer)”, continuó relatando el adolescente.
El joven valoró, por ejemplo, a su maestra, quien en un expresivo guaraní dijo “ome’eva hi angá itrabajore, que da su espíritu, su alma, que ama su trabajo” y que incluso propuso ser cocinera para que sus compañeros no pasen hambre en la escuela.
Acosta indicó que le “duele ver a sus compañeros con hambre tratando de aprender” y subrayó que “no solo los niños deben comer, nosotros también necesitamos ese alimento”.
Kits llegan tarde, escuelas se desploman y el ministro no atiende, afirman
El adolescente también se refirió a los otros “proyectos brillantes en papeles” del Gobierno, que en la práctica no se ajustan a la realidad, o al menos no para todos, y recordó que si no hay “pan” para todos, la verdadera libertad no existe.
Sin alejarse del ámbito educativo, pidió dejar de lado “los trapos” de los partidos y trabajar en serio, así como también dejar esos proyectos rimbombantes que no sirven para nada.
También hizo mención al programa de kits escolares, que no llegó a todos de manera equitativa, y a la entrega de pupitres chinos del Gobierno, que adjudicó a una empresa amiga del poder por US$ 32 millones, mientras que, por ejemplo, al otro lado de la bahía de Asunción, los alumnos siguen asistiendo a clases al aire libre.
Finalmente, se dirigió al ministro de Educación, Luis Ramírez, a quien pidió “salir más de la oficina para poder conocer verdaderamente las necesidades de sus estudiantes, porque un ministro que permanece en su oficina las 24 horas no le sirve a su país; no tiene sentido que esté en su oficina y no sepa lo que vive su pueblo”.